En mis consultas, observo muchas personas que tienen que sanar las heridas emocionales de la infancia, porque las heridas emocionales de un adulto generalmente hablan de las carencias, enojo, rabia, impotencia y frustración que vivieron desde niños, con sus padres o con algún familiar cercano.
Los traumas, golpes, abandonos, vejaciones, etcétera que sufres de niño (y de los que no te defiendes puesto que no eres capaz de comprender lo que está pasando) te vas adaptando, a medida que va pasando el tiempo, a vivir enjaulado en tus pensamientos y sentimientos de dolor, sin darte el permiso de sacar toda esa frustración y rabia.
Tu pasado doloroso y frustrado influye en tu presente.
Ese niño o niña que fuiste sigue vivo en tu interior, arrastrando el dolor de no haberlo superado.
Por ejemplo: cuando de niño te amenazan constantemente con que “si no haces esto o aquello, no te voy a querer”, el desamor o abandono van creando un vacío que, de adulto, intentas llenar con actitudes inadecuadas.
Te dejas manipular o caes inconscientemente en la autodestrucción.
Despierta tu niño interior
Para sanar las heridas emocionales de la infancia es importante despertar tu “niño interior” enojado, dejarlo que sienta esa rabia infantil, que la exprese, que se queje de todo lo que no supo, ni pudo decir cuando era niño.
Es la única manera de poder iniciar el camino hacia tu libertad emocional, aprendiendo a poner límites y a decir NO en el momento apropiado.
Basta ya de decir “tengo que aguantar por mis hijos“, “tengo que vivir sufriendo porque así lo quiso la vida”, “para amar hay que sacrificarse“.
¡Para amar hay que vivir en libertad! Libertad de expresar tus emociones, sentimientos y frustraciones.
El amor al prójimo comienza cuando eres capaz de amarte a ti mismo, cuando creas conciencia y decides SER, cuando auto descubres tu esencia, talentos, habilidades que, por las circunstancias, tenías olvidadas.
Para sanar las heridas emocionales de la infancia es importante que tu YO adulto, guíe y soporte al niño interior herido.
Creando este vínculo, potenciarás tu autoestima y crearás una intimidad continua, dejándole salir en el momento oportuno, reconciliándote con tu parte más vulnerable para iniciar ese idilio de amor contigo misma.
Cómo conectar con tu niño interior herido
- Ponle nombre a los hechos y emociones que de niña o niño te marcaron. Si quieres, los puedes escribir, porque esto te ayudará a liberarte, a sanar esas heridas y a construir tu identidad.
- Date la oportunidad de sentir su dolor, sus inseguridades, su soledad y su desespero. ¡Es hora de hacer todo lo que le negaron durante años!
- Ayúdale a sentir y entender que fue víctima, NUNCA culpable o responsable. Su dolor fue una imposición y por lo tanto, tiene el derecho y merece liberarse de él.
- Hazle comprender la realidad de tus padres o entorno familiar que le hizo daño. Ellos no eligieron no darle: ellos no pudieron darle. Quizás para ellos, lo dieron todo, satisficieron (desde su punto de vista) todo, pero en realidad, no era lo que necesitabas y merecías. Cuando logres comprender, te sentirás liberado y es posible que llegues a perdonarles.
- Decide desde hoy, hacerte responsable de la transformación de tu niño o niña interior. Es importante que tomes conciencia de saber y sentir sus necesidades para así poder comenzar el proceso de transformación.
¡Hoy mismo puedes empezar a sanar estas heridas para recuperar tu poder personal y emocional!
Antes de despedirme, quiero mandarle un fuerte abrazo a tu niño interior.
Con amor,
Judith Maduro